Generación Gilipollas

¿Tienes entre 30 y 50 años? ¿Estudiaste EGB, BUP y alguna carrera? ¿Has estado en al menos 3 de los 5 continentes? ¿Tienes un buen trabajo? Querido amigo, muy probablemente y aunque quizás no lo sepas (o lo sepas en lo más profundo pero no te guste asumirlo) eres un gilipollas. No luches contra los molinos de viento, no te defiendas como gato panza arriba, asúmelo. Éste es tu blog, bienvenido al club.

martes, 27 de septiembre de 2011

Sin ánimo de ofender.

La segunda entrada la quiero dedicar a aclarar que en ningún caso mi intención es ofender a nadie, simplemente constatar una realidad indiscutible: la inmensa mayoría de gente de mi generación somos gilipollas.
A está conclusión irrefutable no llegué empezando por mí, obviamente, sino que empecé por los demás. Digamos que el proceso fue el siguiente:
- Hasta los 25 años estaba convencido que éramos la mejor generación de la historia, de la que yo, por supesto, era un miembro destacado. Me tragué todo aquello de los JASP, de la Generación X y cualquier otra basura creada por gilipollas publicitarios para gilipollas consumidores que tuvieran por entonces alrededor de 20 años.
- De ahí y hasta aproximadamente los 35 se produjo un progresivo derrumbe a mi alrededor, proporcional exactamente al aumento progresivo de mi capacidad de análisis y al aumento progresivo de mi alergia a la militancia, que me hizo ver gradualmente que la gran mayoría de gente de mi generación en realidad eran unos gilipollas de mucho cuidado, que de JASP y X nada de nada, que lo más real para calificarlos sería algo como la Generación Lerdos. El proceso fue en círculos concéntricos de fuera a dentro. Es decir, al principio los gilipollas eran lejanos a mí (sin carrera universitaria, otros países, otros deportes...), al poco se vió que también los universitarios pero de otras carreras, los españoles, los del baloncesto pero de otros equipos; no tardaron en aparcer como gilipolllas en mi mente gente de químicas, catalanes y de jugadores de mi equipo, para al final asumir que mis amigos más intimos y los de mi pueblo también lo eran.
- A partir de los 35 años empezó la mosca cojonera a rondarme en los ratos en los que te quedas realmente solo y sin distracción, a solas contigo mismo: qué casualidad que seas el único que no sea gilipollas no? Date cuenta que la mayoría de cosas que no soportas en los demás, ..., en fin, que tú estás ahí también, tendremos que asumirlo. No tardaba en mirar a otro lado, en excusarme, en disimular, pero era tan evidente que poco a poco me fui desarmando.
- En un par de años se me acabaron las excusas. Había que afrontarlo de cara, como los hombres que se visten por los pies: yo también soy gilipollas.
No es algo grave, es incluso saludable, quita presión. Y es real, creánme.

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