Generación Gilipollas

¿Tienes entre 30 y 50 años? ¿Estudiaste EGB, BUP y alguna carrera? ¿Has estado en al menos 3 de los 5 continentes? ¿Tienes un buen trabajo? Querido amigo, muy probablemente y aunque quizás no lo sepas (o lo sepas en lo más profundo pero no te guste asumirlo) eres un gilipollas. No luches contra los molinos de viento, no te defiendas como gato panza arriba, asúmelo. Éste es tu blog, bienvenido al club.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cambios de piso.

¿Cuántas veces os habéis cambiado de casa? ¿Por qué razones?

Ahi os tenéis. Toda una panda de hijos de curritos que han vivido en una casa de máximo 75m2 toda su vida (muchos de ellos de alquiler), argumentando ahora que con el segundo niño, con 90 m2 ya no se podía vivir; que queríamos jardín para disfrutarlo, que un jardín da mucha vida, ...
Pensad un momento, ¿Cuántos m2 de los 120 m2 que tiene vuestra última y flamante casa utilizáis realmente? Sumad donde juegan vuestros hijos, dónde coméis, dónde cocináis y dónde dormís. ¿A que con 90 ya sobraba?
¿Hasta dónde estáis del jardín? Hasta los huevos, no me mintáis. Esa hipotética fuente de paz y de idílica vida familiar donde desconectar del trabajo, se ha convertido en otro quebradero de cabeza más de los que no nos dejan trabajar tranquilos. ¿Se puede jugar a chutes o no se puede? ¿En qué quedamos? ¿Lo arreglamos nosotros mismos, porque nos relaja, o viene un jardinero? ¿Lo arregláis vosotros? Cómo apetece los domingos ponerse a recoger hojas y a cortar el cesped y el seto, ¿eh? ¿Viene un jardinero? Vaya jeta que tiene el tío, llega tarde, se va antes y no hace ná, recoger cuatro hojas y pasar la máquina en un cuarto de hora. Habrá que cambiar... pero es que ya hemos tenido a todos los jardineros de la comarca....
Ahí lo tenéis. Estábais a disgusto en una casa enana de 90 m2 y, lo que era casi infrahumano, sin jardín, y con una hipoteca de 150.000 Euros, y ahora estáis igual de a disgusto en una casa de 120 m2, hasta los huevos del jardín y del jardinero, y con una hipoteca de 300.000 Euros.
¿Somos o no somos gilipollas?

martes, 27 de septiembre de 2011

Ámbito de validez, universo aplicable.

Si tienes entre 30 y 50 años, estudios universitarios, has viajado y tienes un trabajo que no está mal, eres un gilipollas.
Intentaré ser más exacto:
1. Esta afirmación está pensada para los españoles. Es muy probable que la gente de nuestra edad del resto de la U.E y de EEUU esté igual que nosotros, pero no me veo capaz de afirmarlo tan rotundamente, y, además, necesitaría de más matices (muy probablemente al ser países desarrollados antes que nosotros su generación de gilipollas esté ya empezando a morirse y llegue hasta los 40 años, y no hasta los 30 como aquí). En cualquier caso, no son más que conjeturas gratuitas, no conozco suficiente gente en el día a día de dichos países como para enredarme con ellos. Así que, esto va por nosotros, los de aquí. Teniendo en cuenta que la población es de unos 47 Millones, que algo más del 23% estamos entre 30 y 50 años, y que el 40% acredita estudios universitarios, concluiremos que en este saco estamos metidos unos 4 Millones de personas.

2. El adjetivo calificativo que utilizo es GILIPOLLAS. No es malas personas, ni tontos, ni bordes, ni engreídos, ni egocéntricos, ni egoístas... Es GILIPOLLAS. La verdad que nuestros amigos de la Real Academia Española no nos ayudan con la difinición que le adjudicaron a la palabra. Según ellos, ser un gilipollas es ser Tonto, lelo. Deberían despedir fulminantemente al que describió una palabra tan poliédrica como GILIPOLLAS con tan lamentable e inexacta definición, así como a los que la autorizaron para su publicación.
Señores académicos, atiendan un momento y lean el siguiente silogismo de pacotilla: ¿puede un tonto, lelo, ser licenciado por el MIT en Ingeniería Aeronaútica? Yo diría que está claro que no. Y, ¿puede un Ingeniero Aeronaútico del MIT ser un gilipollas? Sin problemas, solo tiene que aceptar participar en una tertulia radiofónica y en un par de semanas agilipollao perdido. Queda demostrada por exclusión que su definición es errónea.
Ser gilipollas es, ..., ser gilipollas. Y a eso me refiero.

Sin ánimo de ofender.

La segunda entrada la quiero dedicar a aclarar que en ningún caso mi intención es ofender a nadie, simplemente constatar una realidad indiscutible: la inmensa mayoría de gente de mi generación somos gilipollas.
A está conclusión irrefutable no llegué empezando por mí, obviamente, sino que empecé por los demás. Digamos que el proceso fue el siguiente:
- Hasta los 25 años estaba convencido que éramos la mejor generación de la historia, de la que yo, por supesto, era un miembro destacado. Me tragué todo aquello de los JASP, de la Generación X y cualquier otra basura creada por gilipollas publicitarios para gilipollas consumidores que tuvieran por entonces alrededor de 20 años.
- De ahí y hasta aproximadamente los 35 se produjo un progresivo derrumbe a mi alrededor, proporcional exactamente al aumento progresivo de mi capacidad de análisis y al aumento progresivo de mi alergia a la militancia, que me hizo ver gradualmente que la gran mayoría de gente de mi generación en realidad eran unos gilipollas de mucho cuidado, que de JASP y X nada de nada, que lo más real para calificarlos sería algo como la Generación Lerdos. El proceso fue en círculos concéntricos de fuera a dentro. Es decir, al principio los gilipollas eran lejanos a mí (sin carrera universitaria, otros países, otros deportes...), al poco se vió que también los universitarios pero de otras carreras, los españoles, los del baloncesto pero de otros equipos; no tardaron en aparcer como gilipolllas en mi mente gente de químicas, catalanes y de jugadores de mi equipo, para al final asumir que mis amigos más intimos y los de mi pueblo también lo eran.
- A partir de los 35 años empezó la mosca cojonera a rondarme en los ratos en los que te quedas realmente solo y sin distracción, a solas contigo mismo: qué casualidad que seas el único que no sea gilipollas no? Date cuenta que la mayoría de cosas que no soportas en los demás, ..., en fin, que tú estás ahí también, tendremos que asumirlo. No tardaba en mirar a otro lado, en excusarme, en disimular, pero era tan evidente que poco a poco me fui desarmando.
- En un par de años se me acabaron las excusas. Había que afrontarlo de cara, como los hombres que se visten por los pies: yo también soy gilipollas.
No es algo grave, es incluso saludable, quita presión. Y es real, creánme.

Disculpas a la familia de la foto.

Esta primera entrada la dedico a aclarar que los padres de la foto están buscados en google imágenes con las palabras "familia feliz". No los conozco personalmente y, por lo tanto, no sé al 100% que sean gilipollas, aunque mi experiencia me dice que hay una altísima probabilidad de que lo sean. En este caso, del tipo Qué padres tan perfectos, guais y cool que somos!
Pero, repito, no los conozco personalmente y, por lo tanto, sólo están aquí a título ilustrativo, no cómo ejemplo concreto.